miércoles, 1 de abril de 2015

Selección de lecturas. F.D.Literatura e identidad. Nivel 4º medio.

El COA.

 “Dequirusa, loco. Que viene la zapatilla entera cargada de tombos”. Es posible que tú  poco o nada entiendas, pero para un delincuente  y para ti está claro decir: “Cuidado compañero. Viene el furgón de carabineros cargado de pacos”.

Tal vez a usted le sean más familiares palabras como “condorearse” (cometer un error); “no estar ni ahí” (ser indiferente); “mina” (mujer de atributos agradables); o “flaite” (delincuente de poca monta o persona ordinaria). 

Esta jerga es tan antigua como la delincuencia misma. El origen de la palabra coa está en el término gitano español coba, cuyo significado es embuste o adulación y tendría su origen en el caló, jerga que los gitanos utilizaban en España. Pero otros dicen que viene de una jerga delictual española del siglo XV, y sería una deformación de “boca”. Como sea, la palabra coba llegó a ser coa, cuya definición contemporánea podría ser “el lenguaje que intenta ser creíble”.

Debido a las características de su origen, el coa se basa en las imágenes, sentimientos y vivencias de una mente criminal, ya sea que se encuentre gozando de libertad, purgando condena en una cárcel o en una esquina urdiendo su siguiente golpe. El coa encuentra su inspiración en el dinero, el robar, matar o pelear; en la vida en prisión y las armas; en funciones como comer, beber y drogarse. Sorprende también la cantidad de expresiones o palabras del coa que hacen alusión al sexo y los órganos genitales femeninos, esto se explica, según los psicolingüistas, por la abstinencia sexual prolongada a que están sometidos quienes cumplen presidio.

Según el profesor de gramática y lingüística española de la Universidad de Chile, miembro de la Real Academia Española (RAE) y de la Academia Chilena de la Lengua, Ambrosio Rabanales, todas las jergas se llaman criminolalias. “En Hispanoamérica la mayoría de las criminolalias tienen su origen en España, al igual que nuestra lengua, pero enriquecidas o aumentadas por otras influencias”.

El profesor Rabanales explica que toda manera de hablar depende de las personas, considerando sus aspectos culturales, psíquicos y hasta físicos. Por lo tanto, toda lengua traduce una manera de ser y de sentir. “Obviamente si uno quiere conocer a los delincuentes, una manera es estudiando su jerga. Por eso los policías, gendarmes y hasta sicólogos deben manejar el coa”. Para Rabanales, en tanto lingüista, el coa no es ni bueno ni malo, sino una jerga que cumple sus objetivos para sus usuarios -los delincuentes-. Como tal es un objeto de estudio, “que en general presenta los mismos fenómenos que el habla culta, como que se acorten algunas palabras, otras se alargan o suavizan su significado, o lo cambian totalmente, o agregan más significados”.

De todas formas, Rabanales no considera al coa una jerga muy creativa, porque se alimenta básicamente de la lengua local. Tampoco considera que esta jerga enriquezca el lenguaje, “porque para casi todos los términos del coa, existe en español un equivalente culto”. Rabanales considera que puede haber un aporte en cuanto a que algunas palabras del coa son muy sintéticas: “Enriquecen, en el sentido que por ejemplo la palabra ‘cafiche’ es mucho más corta que decir explotador de mujeres. ‘Mina’ es más corta que decir mujer objeto de explotación”. Una técnica novedosa en esta jerga es lo que los delincuentes llaman “hablar al vesre”. El ejemplo más masificado es la frase “broca cochi” (cabro chico). “El vesrrismo consiste en invertir o modificar el orden de las sílabas con el objetivo de que no se entienda”, explica el profesor Ambrosio Rabanales.

Pero más allá de si el coa aporta o no al lenguaje, es un hecho que a menudo decimos palabras que jamás se encontrarían en el diccionario de la Real Academia, pero que entendemos perfectamente, como “luca” (billete de mil pesos); “copete” (cualquier tipo de bebida alcohólica) o “cuico” (persona de apariencia acomodada y modales afectados).

El profesor Rabanales sostiene algunas hipótesis sobre la masificación de estos términos. Por ejemplo, que en las poblaciones hay mucho contacto entre los jóvenes y los delincuentes. “Entonces, el coa recibe influencia de la jerga de los jóvenes, y la jerga de los jóvenes tiene influencia del coa. Así se van retroalimentando de palabras que se pueden hacer masivas”. Agrega que también hay muchos jóvenes drogadictos, y la drogadicción está íntimamente ligada con la delincuencia y su lenguaje.

Rabanales explica una curiosidad. El nombre científico de la marihuana, canabbis sativa, significa cáñamo sembrable, y es pariente de otro cáñamo más alucinógeno que es el canabbis indiga, o cáñamo de la India, conocido comúnmente como hachís. Y la palabra hachís dio origen a “ashachino”, luego derivó a “aschechino” y después, a “asesino”.

Pero, por muy grande que sea la fuerza con la que la jerga inunde su lengua de origen, nunca será suficiente para abordarla por completo. Es que por las características de su origen, el lenguaje de los chilenos tiene una extensión bastante acotada, su léxico es especialmente pobre. Normalmente este se refiere a las imágenes y sentimientos.

Otra fuente de divulgación son los medios de comunicación. Los periodistas, escritores, locutores y animadores de TV son modelos, en cuanto al habla, para las personas comunes y corrientes, argumenta Rabanales. “Sucede que si un señor en la televisión dice, por ejemplo, ‘mina’, luego todo el mundo empieza a repetir la palabra, porque para la gente de poca cultura si algo sale en la televisión, está bien y es importante”.

En todo caso, Rabanales en su calidad de miembro de la RAE y de la Academia Chilena de la Lengua, señala que para la Asociación de Academias de la Lengua Española la posición frente a las jergas como el coa, es muy práctica. “En la medida que una palabra del coa u otra jerga se use mucho, puede terminar incorporándose al diccionario de la Academia. Y la RAE, no señala si son palabras correctas o incorrectas, a lo más da un juicio de valor”; el profesor  señala que “estoy seguro que existe más de alguna palabra que se originó en el coa y que finalmente fue aceptada en el diccionario de la RAE”.

De esta perspectiva los elementos de la jerga vienen a ser una especie de santo y seña que es sólo válido y útil en tanto se mantenga ocupado por los integrantes de la cofradía, en esa especie de hermandad. Por lo tanto, si los términos, expresiones o palabras que constituyen esta forma de comunicarse, pasa a ser conocida por todo el mundo, deja de ser el lazo de unión que acerca, vincula y defiende. En ese momento el término deja de ser exclusivo del diccionario de la jerga pasando al lenguaje común. Cuando esto sucede, la jerga invade su lengua madre, siendo de ahí en adelante normal observar su uso en todos los ámbitos de la sociedad. Lo que sucede hoy en nuestro país.

Antiguamente las jergas estaban mal vistas, incluso en muchas épocas han sido castigadas por la ley, ya que el lenguaje que no era entendido por parte de la sociedad se asociaba a conjuntos delictivos, en cambio con el tiempo muchos de estos modismos han pasado a formar parte del lenguaje coloquial. 

Actualmente la utilización de jergas se da en todos los estatus de la sociedad, como lo hemos visto con la  jerga profesional, es decir, la terminología  y los modos de hablar correspondientes a profesiones o oficios  e incluso  podemos encontrar las jergas  familiares,  en estos casos la palabra jerga no tiene ningún  matiz peyorativo, como  la llamada jerga del hampa. 

La jerga tiende a ser efímera y las terminologías empleadas son de carácter dinámico y muchas quedan en el olvido, siendo otras cíclicas.

Es necesario , también aclarar algunas diferencias que algunos de los especialistas hacen entre argot y jergas sería más adecuado hablar de jerga, en tanto lenguaje especial y familiar que usan ente sí los individuos  de ciertas profesiones y oficios, tal como define el Diccionario  de la Real Academia Española , Ducrot y Todorov, en su Diccionario Enciclopédico de las Ciencias del Lenguaje, dan cuenta de esa    ambigüedad y distinguen la jerga profesional del argot, que consideran una clase particular de jerga propia de una clase social   marginal. Los autores llaman jerga a las modificaciones que un   grupo socio-profesional aporta a la lengua nacional (sobre todo al léxico y la pronunciación.

LA JERGA JUVENIL EN LA MIRA.

De muchas salas de clase emerge un solo "¡Ay!". El de los profesores que intentan mejorar los niveles de comprensión de lectura, manejo de léxico y calidad redaccional de los estudiantes, y el de los alumnos que, sobre todo en asignaturas y carreras humanistas, ven cómo sus notas descienden en caída libre a causa de las deficiencias en esta área.

En jerga juvenil, el problema es "heavy", y sus causas tienen raíces profundas y diversas, según coinciden en sostener especialistas de los ámbitos de la lingüística y la educación. Cómo no inquietarse cuando se sabe que una reciente investigación ha detectado que un porcentaje no despreciable de compatriotas no entiende las instrucciones  impresas para preparar una mamadera  al reverso de los envases de leche, o  cuando un educador muy poco moderno recibe en su correo electrónico un mensaje que le envía un alumno...escrito en el lenguaje abreviado del chat.

Muchos profesores de Enseñanza Media y universitaria se quejan de que un creciente número de estudiantes tiene un verdadero prontuario ortográfico y que tampoco maneja adecuadamente la sintaxis, lo que redunda en una redacción caótica, exenta de claridad conceptual.

El doctor Leopoldo Sáez, director del Bachillerato de la Universidad de Santiago y vicepresidente de la Sociedad Chilena de Lingüística, opina que esta situación tiene diversas causas. "La composición del alumnado ha cambiado sustancialmente en los últimos 50 años. Cuando yo estudiaba en el "Eduardo de la Barra", mi curso estaba compuesto fundamentalmente por jóvenes que provenían de la clase media. Eran contadísimos los casos de hijos de obreros, no llegaba ningún hijo de campesinos. Muy pocos eran también los representantes de las clases más pudientes. En el último tiempo la cobertura ha aumentado enormemente y ha llegado a los establecimientos secundarios un enorme número de estudiantes que trae al colegio un déficit cultural muy grande. Provienen de hogares sin libros, sin hábitos de lectura. En muchos de ellos, la preocupación fundamental es la subsistencia. No hay temas de conversación variados y estimulantes. Han sido reemplazados por los programas de televisión. Se maneja lo que llaman los especialistas el "código restringido": reducido vocabulario, sintaxis elemental".

Si bien considera que el mayor acceso a la educación superior es un gran avance, porque posibilita la movilidad social, también observa que "estas nuevas capas universitarias tienen, por cierto, más dificultades para adquirir un dominio pleno de la norma escrita culta".

A lo anterior agrega la "eclosión audiovisual: televisión, cine, DVD, CD, que ha dejado en un segundo plano la cultura escrita", de modo que hoy son muchos más los que ven televisión que los que leen diarios, y menos aún son los lectores de libros. Por otra parte, hay una menor práctica en escribir. "Ya no se envían cartas de amor. Los e-mails son un medio coloquial. Son mensajes en la moda "casual".

Impacto de las tecnologías

Generaciones de chilenos nacieron en la era de la TV por cable y el computador. Están inmersos en una cultura audiovisual, no proceden del mundo de la lectura. ¿Es justo que se les exija buen manejo de la ortografía y de las normas redaccionales?

"Es cierto que hay un aumento considerable de lo audiovisual, pero no es incompatible con la cultura escrita, que sigue siendo imprescindible. En Chile seguramente leemos muy poco, pero esto no es lo generalizado. Para citar un caso, en España el año pasado se publicaron 72.048 impresos, esto es, unos doscientos al día, los que, por supuesto tienen sus lectores (en Chile sólo se registraron 3.420 títulos). El "Diccionario del Español Actual", de Seco y "El Dardo en la Palabra" de Lázaro Carreter fueron best sellers durante meses. Por favor, piense un poco en este hecho tan sintomático: los dos gruesos tomos del diccionario y la obra de reflexión sobre usos lingüísticos fueron los libros más comprados en la Península Ibérica. Esto sería impensable en Chile".

¿Y qué dice de la ortografía?

"No es un lujo tener buena ortografía, construir bien las frases y los textos. No es lo mismo 'saga' que 'zaga': 'la saga de los Nibelungos' y 'la zaga del glorioso Wanderers'; ni 'encauzar' y 'encausar': se encauza a un niño y se encausa a un sospechoso; 'aprensiones' y 'aprehensiones': el cabo González es famoso por sus aprehensiones (¿o 'aprensiones'?).

 - El lenguaje del "chat", incluso, desvirtúa la forma de escribir las palabras. Y se ha generalizado tanto que hasta hay publicidad que reproduce mensajes escritos de esta manera. ¿Cree que este fenómeno es sólo moda y tendrá vida efímera o es una tendencia con arraigo?

"NLS, pero sospecho que no tiene la menor importancia. QT1BD".

¿Estamos en una "crisis de la expresión escrita? ¿Cómo lo ve usted?

"Veámoslo de otro modo. En Chile ha aumentado constantemente el número de los que saben leer y escribir. Hay una mayor escolaridad, las clases desposeídas están entrando heroicamente a la educación superior, a los CFT, a los IP, a las universidades. Todo esto es muy positivo para nuestra sociedad tan desigual. Pero, por otra parte, se aprecia un evidente debilitamiento en el manejo de la lengua escrita. Es un fenómeno preocupante. Escribir (pensar) y leer (entender) siguen siendo las bases del desarrollo del conocimiento y estamos en la sociedad del conocimiento. Más vocabulario equivale a más conceptos y matices. Textos y oraciones bien construidos, a un mejor desarrollo del pensamiento".
¿Qué hacer entonces?

"Esto es prioritario, anterior, o por lo menos simultáneo, a la adquisición de segundas lenguas. Habrá que repensar la formación de profesores de lengua materna, renovar las metodologías, mejorar las condiciones de enseñanza (nunca más cuarenta alumnos por curso, más tiempo para ejercicios, mejores remuneraciones, diccionarios, bibliotecas,...), abaratar los libros, mejorar los modelos (periódicos, programas de televisión, preparar lingüísticamente a animadores y conductores de programas), sensibilizar a la opinión pública respecto al valor, incluso económico, de una adecuada redacción".

¿A leer se aprende leyendo?

"Nosotros trabajamos en didáctica y, efectivamente, hemos detectado muchísimos problemas de escritura", observa la doctora en lingüística y profesora de metodología de enseñanza de la lengua de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso, Nina Crespo. "Creo que el problema mayor está en no poder producir un discurso descontextualizado, que es lo que exige la escritura: 'convertir la prosa del escritor en la prosa del lector'. ¿A qué  lo atribuyo? Puede haber varios factores. No digo que hace 40 años la gente escribía más o mejor, pero no se reflexionaba tanto sobre cuál era la calidad de la lectura o escritura. Se daba por hecho. Y la educación no estaba tan extendida como ahora".

¿Cómo resolver esta situación?

"Se están tomando las medidas desde la didáctica. La propuesta es que la escritura debe enseñarse, a diferencia de la concepción de hace 20 años, según la cual a escribir se aprendía escribiendo. Y a leer, leyendo".
 - ¿Cuál es el cambio que se propone ahora?
"Un cambio mucho más complejo y que todavía no terminamos de implementar: que tanto la lectura como la escritura, que no son habilidades de todo o nada, sino que se van desarrollando, sean entrenadas no sólo en el niño de primero básico que aprende a leer y a escribir, sino también en el niño más grande. Es decir, hay que llevar este desarrollo a un nivel más profundo. Hay propuestas metodológicas muy claras. El problema es que esto no se desarrolla de un día para otro".


Escritura y pensamiento.

- Son habilidades de desarrollo lento, dice usted.
"La escritura, a mi parecer, es cognitivamente más compleja. Incluso hay investigaciones que llegan a decir que ayuda a desarrollar el pensamiento. Cuando uno tiene que escribir y debe organizar información que le llega en forma desordenada, tiene que hacer un ejercicio de pensamiento, tiene que generar ideas nuevas a partir de información. Se trata de procesos muy elaborados".

- Por otra parte, la ortografía sólo suele exigirse en castellano.
"Una de las grandes limitaciones de las asignaturas, y especialmente la de lengua, es que queda aislada en sí misma, en circunstancias que es la herramienta que usan todas las demás para adquirir conocimiento. Pero si les exijo a mis alumnos que redacten textos coherentes, comunicativamente accesibles y que utilicen bien los párrafos, y a la profesora de geografía le da lo mismo...Entonces el chico no tiene la percepción de que es una habilidad transversal a las distintas áreas. Ese es un problema grave. Tal vez habría que poner la ortografía en un ítem separado y que todos los profesores tuviéramos que fijarnos en ella".

 Variable de la edad:

 Y qué pasa con el chat? A juicio de la doctora Crespo, utilizar ese lenguaje abreviado en la cibercomunicación es funcional al objetivo de rapidez en el contacto, y en ese contexto está bien, "pero no se puede extender a otros discursos".

- Pero es un lenguaje que comparte un grupo importante.
"La gente joven se caracteriza por manejar algún tipo de lenguaje común".
- Entonces el léxico chat puede ser una manifestación más de esa particularidad lingüística.
"Fíjese que en sociolingüística la edad se considera una de las variables que incide sobre el lenguaje. El adolescente necesita tener un grupo que lo identifica, un código propio. Estamos hablando de un fenómeno que ocurre. ¿Se mantiene a lo largo de la vida como para que nosotros podamos decir que va a alcanzar a todo el lenguaje?
 
"Nadien" y "hubieron"

En Chile no se valora socialmente el hablar y escribir correctamente, dice el doctor Leopoldo Saez. "Hay claramente un descenso del nivel cultural (Longueira habla de un país rasca).
Han perdido los modelos lingüísticos. Un presidente del Senado decía 'nadien' y otro 'hubieron muchas dificultades'; los animadores y conductores de televisión tienen una incultura idiomática abismante. Hevia habla de los 'previlegios', otros, de los 'otómanos', de 'los deportistas nóveles'. Son los modelos actuales (sin mencionar al Che Copete, al Badulaque', cuya gracia, en gran parte, se basa en las transgresiones lingüísticas y en una ordinariez antológica).

La nueva situación requeriría una nueva metodología de enseñanza, trabajar con grupos más pequeños. Los profesores deberían aprovechar las nuevas tecnologías computacionales para motivar a los alumnos y mejorar los niveles de aprendizaje. Mucho me temo que muchos profesores no estén en condiciones de corregir los errores más comunes. Todas estas carencias no pueden solucionarse en cursos con cuarenta alumnos".